29 Nov Pasaporte musical
“Por Bea Bosio”
Escuchar la historia de Talita es creer fervientemente en el poder transformador de la música. Porque la distancia puede parecer infinita entre Pedro Juan Caballero y un master musical en una universidad en Pennsylvania, pero Sonidos de la Tierra tiene el arte de empoderar las almas, y Talita es alumna de esas aulas.
Cuando la conozco está empacando en San Lorenzo, mientras se despide de sus padres que la siguen de lejos –desde la computadora– en una llamada:
–”¿Tenés todo listo?” pregunta su madre, y el amor viaja a través de una pantalla en forma de gratitud, ilusión y añoranzas. Ha sido largo el camino de esfuerzo sostenido, matizado en acordes de esperanza.
Talita tenía 14 años cuando conoció al amor que cambiaría para siempre el curso de su existencia: La música. Le prestaron un violín y se abrió en ella un mundo de posibilidades infinitas: Ensayos. Orquesta. Amigos y viajes más allá de las fronteras. En este universo nuevo, la escuela de Sonidos no solo le enseñó las notas. También aprendió en sus clases lecciones de liderazgo, compromiso y resiliencia.
Por eso entendió muy pronto que con esfuerzo, no había sueños imposibles ni distancias tan extensas, y se animó a apostar a un futuro como violinista.
Y con ese anhelo y una beca, se embarcó rumbo a Asunción para una licenciatura en música. Como contrapartida, daba clases de violín en Pedro Juan Caballero cada quince días y, así, yendo y viniendo fue tejiendo su destino, que se iba afianzando a la altura de sus sueños y culmina en pocos días en el gran logro de un master en una universidad americana.
Talita y su violín son parte de un todo indisoluble, un dúo inseparable que funciona en armonía perfecta. Porque su compañero de infancia ha crecido con ella para volverse cómplice de aventuras, sustento del pan de cada día y propulsor de esa curiosidad de mundo que la lleva a otras culturas a través de la música. Ella sabe que llegará muy lejos. Aunque tiene la certeza de querer volver a su tierra y devolver el legado de su arte a lo más profundo de sus raíces.
Por lo pronto, está en ruta de salida y con el apoyo de su novio, sus padres, Sonidos y una rifa solidaria, tiene todo lo esencial para enfrentar este nuevo desafío. Lleva en la maleta los libros. El inglés. Los nervios. Los sueños y todo un mundo nuevo de esperanzas.
La determinación férrea que ha acompañado siempre su camino, el violín y una bandera. Honrando el orgullo de nuestra Patria.
*Esta crónica fue escrita durante los últimos días Talita en nuestra tierra. Actualmente ya se encuentra instalada en la West Chester University of Pennsylvania.