Jorgelina, un corazón que palpita para transformar el Bañado Tacumbú

Jorgelina, un corazón que palpita para transformar el Bañado Tacumbú

Este 2022 Sonidos de la Tierra cumple 20 años y como parte de esta gran celebración queremos reconocer a las personas que hacen posible que las Escuelas Comunitarias de Música existan, resistan y permanezcan. Para seguir ofreciendo oportunidades a cientos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en todo el Paraguay.

En el Día de Trabajador le presentamos a Jorgelina Araújo (61),  Coordinadora  desde hace 4 años de la Escuela de Música CAMSAT-Bañado Tacumbú, miembro de la Red Sonidos de la Tierra. Ama de casa, mamá y fundadora de la organización CAMSAT creada en 1989. Promotora de las artes y el deporte, de la perseverancia, los sueños y las transformaciones. Una trabajadora incansable por la dignidad de toda una comunidad.

¿Quién es Jorgelina?

Jorgelina Araújo Sosa nació en Concepción pero a los 9 años, en busca de una vida mejor, emprendió junto con su padre, madre y hermanos, el viaje hacia la capital del país.

Era 1970 y muchas otras familias como la de Jorgelina llegaban desde el interior hasta Asunción para instalarse en las zonas ribereñas, también conocidas como Bañados, ya ocupada en parte en sus zonas más altas por familias asuncenas. Una oportunidad para el trabajo y desarrollo para los que migraron desde distintos puntos, pero también una zona vulnerable debido a su cercanía al Río Paraguay y su ciclo de crecidas estacionales.

“Hace 46 años que vivo en el barrio Bañado.  Mi papá ya falleció pero mi mamá todavía está conmigo. Y con CAMSAT trabajamos hace 34 años, soy una de la promotoras, fundadores de la organización”, así Jorgelina nos introdujo a su día a día. Luego de un intercambio de mensajes de WhatsApp logramos conversar con ella, poco antes de su salida al Mercado 4 para comprar brea y cuerda para los violines de la escuela de música que actualmente coordina.

En este rol su trabajo consiste en gestionar los documentos, la logística y acompañamiento en las presentaciones y eventos que los niños, niñas y adolescentes y jóvenes de la escuela deban realizar. A esta tarea en particular le dedica 3 días a la semana y 1 sábado al mes full time, mañana y tarde. Pero a sus 61 años su tiempo lo administra entre la coordinación de la escuela de música, reuniones, asambleas y otros eventos como coordinadora de la zona 6 del barrio Bañado Sur y representante junto a otros 120 vecinos, de la Asamblea Permanente por la Franja Costera.

“No me gusta estar quieta, siempre estoy activando. Siempre me gustó trabajar con la gente, por la comunidad”, nos explicó. Y es que de su niñez, comenzando por el grupo de la primera comunión al que asistía, a Jorgelina le encantaba participar y organizar iniciativas.

En la Iglesia de la Crucecita del barrio Sajonia, conoció en el periodo que hacía su confirmación al padre dominico Pedro Velazco, una figura que le inspiró toda la vida y que lo sigue haciendo hasta hoy. Fue coordinadora juvenil y también participó de un grupo de Boy Scout en Itá Pyta Punta, hasta el nacimiento de su primer hijo.

Con su esposo tuvo 3 hijos en total y juntos se establecieron en la casa familiar. “No tengo demasiadas comodidades en mi palacito de madera con postes”,  nos relató.

Coordinadora de la Escuela de Música Camsat – Bañado Sur

La Orquesta del Bañado de Tacumbú fue creada en el año 2012 por el Padre Germán Pravia, sacerdote misionero y profesor de música. Con 11 alumnos y dos guitarras el Padre Germán improvisó unas tablas que simulaban el mango de una guitarra, así los alumnos practicaban en sus casas. Posteriormente, el Maestro Luis Szarán se sumó a este sueño con Sonidos de la Tierra y la escuela se integró a la Red SdT, celebrando ya 10 años de trayectoria en este 2022.

Foto: Camsat

 

Hace 4 años, el P. Germán tuvo que dejar el país y la escuela quedó bajo la coordinación de Jorgelina y de la profesora Fabiola Villaba. “No fue fácil, lloramos mucho”, admitía. Y es que, uno de sus mayores desafíos fue lograr que la escuela se estableciera en un lugar y lo logró hace 3 años.

Su participación en encuentros regionales y seminarios, la asombraron y animaron a continuar en este rol hasta ahora . “Los 15 años de Sonidos, el festival de Ypakarai , fue impresionante. Dije dónde vine yo a meterme”.  Jorgelina acompañó además a los NNA y jóvenes de su comunidad a los Festivales de San Juan Bautista Misiones y Yaguarón.

“Tuvimos una reunión en la Iglesia de Yaguarón y tuve la oportunidad de mirar por dentro y de asombrarme con toda la escultura y la arquitectura que había ahí. Es muy lindo ver otros lugares de nuestro país, a los niños les encanta viajar y viven preguntando cuándo vamos a volver a los festivales”, nos comentó. Ya que la pandemia frenó las ilusiones de viajar de la Orquesta y muchos otros proyectos y eventos.

Por la escuela pasaron también sus hijos Jonatán (25), Nadir (21) y Moisés (18), quienes tocaron la guitarra, el violín y la batería respectivamente. Junto con ellos recuerda haber compartido varios viajes y alegrías, pero también ocasiones en las que con los pies sumergidos en el agua y solo con las manos, debieron rescatar los instrumentos  de la escuela y también sus pertenencias y llevarlas a los refugios.

Foto: Música por la Dignidad

 

Los obstáculos para el desarrollo

“Nuestro principal obstáculo es la crecida del río. Cada vez que sube debemos llevar toda la escuela a otro lugar, mudar también a nuestras familias. Pero siempre la primera prioridad es ver cómo están los chicos, sus familias, si necesitan algo y poder seguir ofreciendo en los refugios espacios para que los niños puedan pasar el tiempo”.

Jorgelina también nos explicó que más allá de vestimentas y otras necesidades, durante las crecidas e inundaciones lo que más se precisa en los refugios son los alimentos. Más allá de esto, lo que más le entristecía, era pensar en aquellos jóvenes, que a pesar de los múltiples esfuerzos, no logró rescatar de las manos de las malas prácticas a las que son expuestos muchas veces en los barrios más vulnerables.

Los sueños y desafíos

La pandemia les estancó  ilusión de viajar en el 2020 en el marco del proyecto “Música por la dignidad”, iniciativa de Misioneros Dominicos – Selvas Amazónicas, una intención que sigue latente y con muchas esperanzas para concretarse.

Sobre los jóvenes que vio pasar por la escuela de música, Jorgelina  nos compartió sentirse feliz, pues aunque hayan crecido y dejado la escuela, aún puede verlos por el barrio, en las universidades, trabajando. “Me siento orgullosa de ellos”, dice.

Sobre sus sueños y el futuro, espera que el barrio pueda contar con la defensa de una Franja Costera ya concretada, que permita el desarrollo de la comunidad y brinde más oportunidades. Que la escuela pueda convertirse en un conservatorio con certificaciones validadas por el MEC para sus asistentes, que los chicos puedan crecer en el nivel académico.

Pero los proyectos más urgentes son la adquisición de arpas y la contratación de un profesor de batería o percusiones para los participantes. Además del desarrollo y fortalecimiento de una comisión de padres para la escuela, que pueda brindarles una mano.

“Lo que una persona se propone, lo puede. Les digo a los coordinadores, a los nuevos que están empezando que no se desaminen, que da gusto. Cada acción que hice me hizo feliz y antes que nada por los chicos, para que tenga más oportunidades de crecer y desarrollarse”, finalizó.

 

 



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